bandoleros del Guadarrama

bandoleros del Guadarrama

Los escondites del Tuerto Pirón. Segunda parte

Cuerda de los Carpetanos al fondo. Territorio "Tuerto"

        Dejamos al bandido serrano en  la primera parte de esta entrada buscando escondite en diversos parajes de la Sierra de Guadarrama y aledaños, pero siempre por su lado segoviano. Vamos a continuar siguiendo sus pasos en esta segunda entrega pero en este caso en la vertiente sur.

        Concretamente dejamos al bandolero en la zona de la Mata Pirón, junto al antiguo camino del puerto de Malagosto (lugar emblemático sin duda en las correrías del Tuerto) y para traspasar la línea divisoria provincial no tenemos más que continuar ascendiendo por el camino, muy reformado desde aquellos años como ya hemos comentado, hasta alcanzar la  cuerda de los Montes Carpetanos. Continuamos un poco ya hacia abajo, (si intentaramos seguir el viejo camino necesitaríamos una podadora), y poco más adelante nos vamos a encontrar con una historia que nos habla de robos, huidas, y por supuesto, escondites. Concretamente vamos a utilizar la narración contenida en los Romances del Tuerto de Pirón escritos por Tomas Calleja, para narrar el desafortunado encuentro que tuvo un pastor local con los bandoleros. La historia dice así: Como si fueran lobos hambrientos la partida del Tuerto bajaba desde el Puerto de Malagosto canina y aterida,  topando con un pastor al que requieren, para combatir su hambruna, que les entregue uno de sus corderos. El pastor obviamente dice que bueno, vale, o.k... pero si me lo pagáis. Los bandidos no están por la labor de la transacción económica. Y como bandidos que son dicen que se llevan el cordero por la patilla o aplicando el artículo 33, esto es, por las buenas o por las malas. El pastor se resiste y evidentemente cobra y no precisamente la extra de Navidad. Robado y apaleado el pastor se dirige al cuartelillo de la Guardia Civil más cercano, no existen Smart Phones, a poner la consecuente denuncia. Avisados los guardías civiles se dirigen al lugar que han utilizado los bandoleros para esconderse en este caso , la conocida como casa del Robledal, en las cercanías de Oteruelo del valle, y que en algún mapa relativamente reciente hemos visto localizada. Allí después de dar cuenta del suculento cordero o cabrito, los bandidos descansan. Pero, se establace una refriega, entre los de dentro (bandoleros) y los de fuera (la autoridad). El asunto se resuelve con suerte dispar: Uno de los bandidos fallece pero el Tuerto usando la ingeniosa maniobra de hacer pasar haces de paja por seres humanos dando esquinazo así a los civiles. Un auténtico cambiazo. En fin. Alguno dirá, bahh, una historia más de esas que se cuentan en los pueblos…pero indagando en la prensa histórica nos encontramos con esta noticia. Concretamente el periódico "La Iberia" en su edición del 7 de marzo de 1882 nos cuenta lo siguiente


El Alférez del puesto de la G.C de Otezuelo (sic) en la provincia de Segovia (sic) participa que el 26 del pasado el cabo segundo D. Joaquín Monelús en unión de 3 guardias tuvo un encuentro con los criminales fugados de la cárcel de Segovia Fernando Delgado y Aquilino Benito Pérez y otro, .. y después de sostener con ellos un nutrido fuego durante media hora dieron muerte al Aquilino no pudiendo capturar a los otros dos por haber huido aprovechando la oscuridad de la noche”.


     Pero el Tuerto según cuenta la leyenda también podría esconderse en los interiores de los pueblos. Una leyenda (la más conocida y citada seguramente sobre el bandido segoviano) nos habla de que se escondía  en el interior de la vieja olma que hasta hace pocos años daba amplia sombra en la plaza mayor de Rascafría, y que terminó muriendo debilitada por culpa de la grafiosis y rematada finalmente por una gran nevada.  El bandido supuestamente aprovechaba la oscuridad y soledad de la noche para meterse dentro del hueco del viejo árbol y así poder escuchar las conversaciones de los vecinos. Aunque esta leyenda peca de cierta falta de verisimilitud, no deja de resultar divertido imaginar al bandolero convertido en un antecesor del cotilla televisivo que abunda por los canales de nuestra “caja tonta”.


Pero quizás lo más sorprendente a algunos sea conocer, y de esto también tenemos referencias periodísticas, que el Tuerto gustaba de esconderse en el centro de Madrid.

Por ejemplo en el periódico La Discusión de 22 de octubre de 1879 podemos leer la siguiente noticia.

“En el barranco de Embajadores ha sido capturado esta mañana a las 8 por el delegado del distrito de Latina, el presunto autor de un robo de bastante importancia cometido hace unos meses en el pueblo de Adrada en Segovia.


Si, ayer y hoy, no hay mejor lugar donde pasar desapercibido que rodeado de otros congéneres. Además se encontraba a cierta distancia de su lugar de actuación donde sería más complicado ser reconocido. No nos queda si no terminar este repaso en dos partes a los escondites del bandolero segoviano imaginándolo vestido como un moderno, un auténtico hípster de su tienpo frecuentando las tabernas de moda de la capital donde en vez de Indi o Jazz tal vez se escuchara el canto de algún urbanita coplero.

Todo esto es mucho imaginar ¡


Caminando en las cercanías de Miraflores. Por estas montañas cabalgó el bandolero segoviano