bandoleros del Guadarrama

bandoleros del Guadarrama

Los primeros bandoleros del Guadarrama

Bandoleros los hubo siempre. Incluso antes de inventarse la pólvora...

         Ya hemos comentado en entradas anteriores que el oficio de bandolero debe de ser muy, muy antiguo. Quitarle sus pertenencias a otro congénere ha tenido que darse siempre, desde que el hombre es hombre, alguien podría añadir. Y por supuesto la sierra de Guadarrama y sus aledaños no tuvieron  que ser una excepción.  Pero para encontrar las primeras referencias que nos hablen con cierta concreción de los primeros bandidos, diversas informaciones nos llevan a los tiempos de la Edad Media.


        Hernández Girbal, en el segundo tomo de su  “Bandidos célebres españoles”  (Ediciones Lira, 1968), cita a un personaje conocido con el sobrenombre de “El Velludo”  al que sitúa en los años del medievo: Concretamente escribe lo siguiente:


"Al fijar la existencia del bandolerismo en la sierra del Guadarrama, la historia y la leyenda nos recuerdan de consuno como prototipo medieval a " El Velludo" un hombre de temple que allá por el año 1264 siembra el terror en los pueblos situados a orillas del río Pirón"

La pluma de José de Espronceda retrató al prototípico bandido medieval.

        Un servidor ha intentado indagar en lo que tenía de histórico este comentario y ha llegado a la conclusión, fácil conclusión por otra parte, de que la existencia histórica de este personaje es dudosa, más que dudosa, y más importante, que su existencia como personaje de ficción es cierta, más que cierta. Y es que realmente "El Velludo" es un personaje literario creado por la pluma de Jose de Espronceda. Concretamente en su novela "Sancho Saldaña o el Castellano de Cuellar" (1834), uno de los personajes de esta trama es el jefe de bandoleros apodado "El Velludo", un personaje sin un pelo de metrosexualidad, desde luego.


         Por cierto, y aunque el autor lo cita como "prototipo", a la inexactitud histórica hay que añadir la geográfica ya que no es la parte serrana del curso del río Pirón en donde transcurre la trama, si no en  la mesetaria, en las cercanías a su desembocadura al Cega, entre las provincias de Segovia y Valladolid.

Enrique IV. Le acusaron de muchas cosas malas. Entre ellas la de ser amigo de bandoleros.

          Para otros autores, el primer bandolero serrano conocido sería el llamado "Barrasa". Igualmente aquí  es necesaria tener cierta fe para creer en ello,  ya que el texto del cronista Alonso de Palencia en el que basan esta afirmación  nos cuenta que el predecesor de Isabel la Católica, su hermanastro el Monarca Enrique IV, se acompañaba de un tal  "Barrasa", "hombre abyecto, entregado a torpes manejos", nos cuenta el cronista, que  "en las frecuentes excursiones de D. Enrique por los apartados montes y selvas de Castilla, íbale refiriendo los crímenes que en otro tiempo cometiera en aquellos lugares en compañía y amistad del famoso salteador Alfonso Pérez, alias el Horrible."


        Como vemos en ningún caso, al menos en versión que conozca, se cita expresamente que esos "montes y selvas" de los que se habla fueran los del Guadarrama y más concretamente los montes de Valsaín, lugar al que, eso si, fue muy aficionado el monarca.




         De la presencia de bandoleros por aquellos tiempos medievales nos ha quedado la leyenda del puente del Perdón y los Caballeros Quiñoneros. Aunque de este asunto hablaremos más detenidamente en futura entrada, (ya comento algo en "El Valle del Lozoya y sus bandidos"), en todo caso esta historia legendaria tampoco nos aporta información concreta sobre acciones de bandoleros. Simplemente de su represión.


        Realmente para encontrar noticias con verdadero fundamento histórico sobre el bandolerismo en la sierra y sus cercanías, tenemos que adelantarnos un poco en el tiempo. Como por ejemplo hasta 1657, fecha en la que Jerónimo de Barrionuevo, uno de los pioneros del periodismo,  escribía la siguiente información en uno de sus "Avisos":

“El sacristán de los frailes agustinos de Segovia venía a Madrid con 500 reales de vellón en unas alforjas, de resellados. Dio en mano de unos ladrones que le desvalijaron. Protestóles ser dinero de misas y que iría sobre su conciencia. Respondieronle: Vuelva padre, con otros tantos, que aquí nosotros le diremos las misas y le descargaremos la conciencia y las alforjas”

(c) Santiago Martín Arribas